Borreliosis (o enfermedad de Lyme)

La enfermedad de Lyme es una enfermedad transmitida por vectores multisistémica, causada por bacterias del género Borrelia, siendo las más relevantes Borrelia burgdorferi, Borrelia afzelii y Borrelia garinii. Afecta a humanos y animales, principalmente a perros, caballos y, ocasionalmente, en ganado bovino. La borreliosis se transmite a través de la picadura de la garrapata, aunque también pueden transmitirla mosquitos, pulgas u otros insectos infectados. Los principales reservorios para esta espiroqueta son el ratón de pata blanca y el ciervo de cola blanca. Los síntomas más comunes son sarpullido en la piel, fiebre, dolor de cabeza y fatiga. Si la enfermedad no se trata o no se reconoce pronto, pueden aparecer síntomas más graves y extenderse a las articulaciones, el corazón y el sistema nervioso. El tratamiento consiste en antibióticos, los cuales curan completamente la enfermedad si se trata a tiempo, y como prevención se recomienda evitar zonas endémicas y usar repelentes de insectos. El diagnóstico de la enfermedad de Lyme es complicado, puesto que tiene síntomas comunes a otras enfermedades. Las pruebas diagnósticas suelen ayudar a la detección de la enfermedad, siendo las más comunes las que detectan anticuerpos específicos frente a la bacteria.

La enfermedad de Lyme fue descubierta en los 70, y, hasta hace dos décadas, sólo afectaba a la franja más septentrional de Estados Unidos. El cambio climático y la globalización han hecho que se expanda a todo el mundo: medio millón de persona son diagnosticadas anualmente. Las zonas más propensas son Estados Unidos, Europa y Asia. Es una de las enfermedades transmitidas por garrapatas más comunes en el mundo para los perros, pero sólo causa síntomas en el 5-10% de los perros infectados.